«La Columna del Recuerdo» por Rene Salinas Diaz. Docente-Locutor
Respeto y Admiración.-
Las nuevas generaciones, léase jóvenes, niños e incluso adultos jóvenes, piensan que la vida comenzó en esta época que les tocó vivir. Muchas veces ese pensamiento es ingrato para con los que, desde los inicios de nuestra patria, han contribuido a la vida ciudadana. Las modernas autopistas de hoy, aparte de ser un buen negocio, no aparecieron de un día para otro. Fuimos muchos los que “sufrimos” los atochamientos cuando se construían. Recuerdo un verano, camino a San José de la Mariquina, cuando tuvimos que esperar mucho rato para poder continuar el viaje. Se detenía el paso hacia el sur o hacia el norte cada cierto tiempo para que se pudiera circular. Incluso había tiempo para bajar del bus a “estirar las piernas” antes de que se nos diera el pase y poder continuar. La construcción de la circunvalación Américo Vespucio fue otro hito importante. Una pista, lenta, caminos con tierra para poder llegar al destino. La construcción del metro de Santiago en la línea 1, impedía el paso de un lado al otro de la Alameda. Había que sortear obstáculos, montículos, hoyos…era una odisea. Ahora las personas tenemos túneles, estaciones de metro para cruzarla.
En ese tiempo, Cerrillos era el aeropuerto de Santiago. Allí llegaban las personalidades, los artistas, las delegaciones, los Presidentes de países amigos. Yo vivía cerca de allí y nos informábamos por la radio que llegaba tal o cual conocido y cruzábamos desde General Velásquez hacia el camino a Melipilla. Aún conservo insignias de aerolíneas, fotos de artistas que llegaban y que eran más asequibles. Las personas podíamos ver, mirar, desde las terrazas, la llegada y salida de los aviones. Los artistas “se veían”. Los más pequeños eran alzados en brazos para que pudieran observar. De pronto la modernidad hizo que Cerrillos quedara “chico” y se fue, poco a poco, cambiando el tránsito aéreo hacia la comuna de Pudahuel. Ya no podíamos ir al aeropuerto y junto con eso, ya no se pudo tener acceso a las terrazas. Pudahuel nos quedaba muy a trasmano. Quedó el recuerdo de esas tardes de caminata y de compartir con los amigos camino a Cerrillos.
Todo esto es historia, es real, es lo que no se enseña en los colegios y liceos, solo la conversación con los más “viejos” enriquece nuestro saber. Esto, lo tengo muy claro en mi vida cotidiana, esta es la razón por la que siempre valoro la tertulia con los que han vivido más y sin darme cuenta, poco a poco, me he ido convirtiendo también en un referente de lo pasado. Los “viejos” merecen todo mi respeto y mi admiración.